miércoles, 26 de febrero de 2020

Mando yo


Lo tenía muy claro, lo había insinuado más o menos abiertamente en más de una ocasión. El jueves sus palabras eran contundentes a pesar de la disnea persistente incluso con oxígeno, del cansancio, la cara siempre risueña ahora demacrada por el sufrimiento de los últimos días.
Nadie le llevo la contraria, ni familia ni equipo asistencial. Todos nos pusimos a su servicio. Él era consciente que la fase final se aproximaba y solo nos pedía no alargarla, estaba exhausto. Conto las pastillas diuréticas, no quería ninguna más y no se la dimos, sabiendo de sobras que el corazón no lo soportaría, pero no era vida la que llevaba, perder su autonomía, estar atado a una máquina no era para él. Por eso nos dijo: Mando yo.
Enérgico, feliz, dicharachero, muy cariñoso, familiar en extremo, amigo de los amigos, andador de pasillos con el caminador mañana y tarde (decía que era su camino de Santiago), jugador de dómino, de su siesta, de bolos, amante de las manualidades (como el centro azul de lana de la foto)....


En él se reunían muchas cualidades, patriarca de una familia que protegió y quiso en extremo. Les pidió algo muy duro y lo logro. Se fue despidiendo de todos, con una sonrisa más apagada que antaño, con los ojos vivaces por naturaleza más mortecinos, dio caricias y recibió ternura.
Amigo de mi padre, me gustaba cuando me explicaba cosas de otros tiempos, hablar con él me relajaba. Esta implicación emocional hizo que me entregara a fondo en la cura enfermera del final de su vida. Él mandada, se dirigía al camino del último suspiro con alivio. Cierto que canalice la palomita de la sedación, pero fue la familia que inyecto la primera dosis, los que estuvieron velando las pocas horas finales, los que cerraron sus ojos, ellos lo pusieron a la cama cuando expiro, no podía ponerse en ella desde hacía mucho, al final el lecho lo acogió en paz, con la liberación final de la muerte querida.
Pocas veces he visto y he vivido una muerte así. Con plenitud de vida y aceptación de muerte. Alegría y lloros serenos. Respeto y comprensión de la familia al deseo del patriarca. Amor con abrazos, caricias y palabras sentidas…
Mando en vida y en su integridad de muerte, nos ha dejado una paz inmensa, como su sonrisa. Descansa en el Gran Silencio pero siempre estará con nosotros. 

jueves, 20 de febrero de 2020

Silencio


En el mundo que nos toca vivir, el silencio es un bien escaso.También es verdad que para muchos, estar sin decir nada es algo imposible, no porque no puedan, les causa pavor no decir ni hacer nada.Estar en silencio con uno mismo, sentir la voz interior, es para una parte muy importante de las personas actuales aburrido. No poder estar conectados al móvil, al grupo de amigos, a las noticias es un drama personal insufrible. Si por alguna razón, se rompe el teléfono, Internet no funciona o el ordenador se estrope la tragedia esta servida.


   
                                                                             Imagen de DonnaSenzaFiato en Pixabay 

Me gusta mirar las caras de los residentes. Los conozco y se si están risueños o con dolor solo de mirarlos, podre tomar constantes, mirar el curso clínico.Pero el dato relevante para mí es su cara. Sé leer en ella como están y también si la muerte se aproxima. Toda enfermera lo nota.

En la Unidad de Vida Protegida* hay personas silenciosas.Más de una sin habla, con la mirada fija hacia un infinito que solo ve ella o él. Su enfermedad ya esta muy avanzada. No es posible comunicarse de forma oral, solo Terapia sensitiva, abrazarlos, besarlos, acariciarlos...

Son una generación que crecieron solo con la radio. Viendo películas de blanco y negro para adentrarse al cine sonoro en el cine del barrio.Hollywood, sus actores y artices,el cinemascope, y al final la televisión.

Supieron hacer silencio.Quizás por ello, a pesar de la crueldad de su situación , han sabido llevar su enfermedad, que no quiere decir en ningún momento aceptación.

¿Que pasara en la generación actual que no sabe vivir sin relaciones, sin música permanente en los oídos, conectada día y noche a la red ?.

¿Sabrá adentrarse al silencio de la enfermedad cognitiva que todo lo nubla ?

¿Al Gran Silencio de la muerte?.

¿Sabrá en una palabra, estar solos y en silencio?



UN ROSTRO SILENCIOSO 
CON FRECUENCIA
 EXPRESA MAS QUE LAS PALABRAS

Ovidio


*Unidad de Vida Protegida : planta donde se encuentran las personas con mas alto grado de dependencia.




Violetas


He pasado por su lado sin fijarme, no estaba concentrada en nada determinado, pero si relajada.  Cuando salgo al jardín, después de comer  los días de trabajo, intento no pensar, cosa harto difícil  en más de una ocasión, por no decir imposible. 

Me parado en seco y me he girado con alegría. Allí estaba: medio escondidas unas matas de violetas. Al fijarme he visto que toda la planta estaba lleno de diminutas florecillas, los brotes tiernos ya está gritando al buen tiempo.Crean un cuadro primaveral hermoso con  la mimosa de la entrada  y el almendro del vecino, que también  está a rebosar de flores blanquecinas, livianas por antonomasia.


El día se  va alargando  en relación al solsticio  de invierno. Hoy hace calor,  me he quitado el jersey y paseo con manga corta. Estos cambios de temperatura, hoy  frio, mañana lluvia, y pasado humedad, no son buenos para las personas mayores.

Hay  épocas del año complejas: verano por el calor extremo y lo poco que beben los residentes (por más que lo intentes !!!). Después vienen los  primeros fríos, normalmente  acostumbra a ser noviembre. Posteriormente llega un mes problematico: enero, a veces febrero. Es la época  de las personas con problemas respiratorios. Fiebres, antibióticos, nebulizaciones, sueros para hidratación subcutánea… y más de uno muere. Este año la mortalidad ha sido alta.Sin querer  el pensamiento inicia su ruta: rostros, familias, tareas hacer… Dejar la mente en silencio es muchas veces tarea de titanes.

Debo volver, la tarde será liviana. Estoy segura. No he olido las violetas, son solo un apunte de lo que serán, exuberante  cuadro de color,  lleno de vida nueva. Me imagino su hermosura. Volveré, una mata de violetas en febrero  es un festival de primavera avanzada, no puedo perderme un espectáculo así.  

martes, 18 de febrero de 2020

Mirada





En su ojos hay una tristeza infinita, el dolor se expresa en su rostro con miles de arrugas finas que dan una expresión de pena muy honda, sin salida.La enfermedad devastadora ha llegado pronto. Se lo suficiente de su existencia para comprenderla mejor. Por eso hoy su dolor me ha calado muy hondo.
Era la hora de la cena y estaba repartiendo medicación. De repente sin un motivo aparente, se empieza agitar y comienza andar rápida de un lado a otro del comedor con unos lloros desgarradores.No entiendo que le está pasando, también sé que en la medicación no la calma del todo.Está en aquella fase del Alzheimer tan dura donde la persona quiere expresarse, hablar, ser ella… y ya no puede. He visto este periodo y es el peor . La obscuridad aún no ha llegado del todo, la niebla se levanta y entonces la persona toma consciencia de su entidad, quiere expresarse, amar, ser libre… pero no puede, sus funciones cognitivas ya no le permiten explicar que le está pasando. Es el gran drama del Alzheimer.
Me he aproximado a ella. A veces se deja abrazar y consigo que se calme,  antes de hacerlo me enseña con desesperación su mano derecha. Comprendo su desespero: Esta manchada de deposición.Seguramente ha hecho de vientre, va sucia, se ha tocado y al ver la mano marrón se ha agitado porque ha comprendido el significado.Voy con ella al baño, se deja limpiar, después , ella sola se lava las manos.
Cuando todo ha terminado, me mira, se aproxima aún más a mí y con un hilo de voz que me cuesta entender, solo me dice una palabra: GRACIAS.
Me quedo muy mal. Una vez más me siento espectadora de una película que conozco al dedillo y que no me permite cambiar el final. A veces quisiera imaginármela diferente, de color de rosa, con pajaritos y palabras bonitas. No será así para ella, para ningún enfermo que entre en la niebla espesa del Alzheimer.
Ella ya esta nuevamente tranquila otra vez, ausente. 
Finalizo de dar la medicación y la voy observando en su permante deambular cansino, sin rumbo. Si, hoy estoy mal. Solo me queda la TERAPIA SENSITIVA, es la única posibilidad terapéutica para suavizar tanto dolor.
El de ella y el mio.

miércoles, 12 de febrero de 2020

Amores


Alguien ha dado un sonoro beso. Me giro y mi  sorpresa ha sido mayúscula. Nuestra Princesa se ha encaprichado del nuevo Príncipe acabado de llegar. Los dos van por el pasillo cogidos de la mano. Totalmente absortos en ellos  mismos,  como adolescentes quinceañeros, ni me miran, ni me ven, ensimismados uno del otro van camino de la salida,se encaminan a las sillas del jardín.



Foto de Kamille Sampaio en Pexels

Los contemplo un rato. La Princesa esta pletórica. Coqueta por naturaleza y orgullosa del sonoro beso que ha dado . Allí estarán. Sin malicia. Sin pudor. Como si fuera un juego hablara y se darán las manos. No sé qué se dicen. ¿Qué importancia puede tener?.En estos momentos son felices y esto es lo que de verdad importa.

Que nadie se engañe: en los geriátricos hay sexualidad. Muchas veces debajo formas simbólicas más que reales. Agresiva en caso de hombres en alguna ocasión. Su estado cognitivo no ayuda a resolver la situación pero se puede reconducir o controlar con medicación si es necesario.En ocasiones se  ha actuado para resolver conflictos, no siempre todo es de color de rosa.

Lo más frecuente es el enamoramiento enternecedor, las miradas dulces, las manos juntas con pudor de ser vistos. Cuesta en ocasiones a las familias entender o ver las atenciones que el abuelo hace a la desconocida en la mesa del comedor. Pero para ellos este es un momento mágico, único, como fue el amor de la adolescencia lleno de sueños y posibilidades no cumplidas… dejemos que fantaseen en su alegría amorosa. Son felices dentro de su desmemoria y solo por esta razón es bueno dejarlos con estos juegos de atención mutua. Es agradable verlos. De verdad. 

jueves, 6 de febrero de 2020

Aun vive

     En dos ocasiones, desde que trabajo en la residencia, la duda se plantea con toda su crudeza. Actúe como profesional.No dije nada, ni una palabra, no era el momento y las circunstancias tampoco permitían cuestionarse nada, el medico fue rápido y consiguió recuperar a pesar que la parada era importante, por no decir casi irreversible. La  bronco aspiración alimentaria en la comida fue la causa de la crisis respiratoria, el fallo cardiaco llego puntual. Es lo que se debía hacer: Recuperar. No había últimas voluntades firmadas.

                            
  Hoy vuelto a trabajar y allí esta, sentada en su mesa del comedor rebanando el plato del desayuno para no dejar nada de la papilla de cereales. La he sonreído y ella me ha contestado con una magnífica sonrisa en su blanquecino rostro.La parada cardio-respiratoria no ha hecho mella en ella. Diría que incluso está más lucida.Para mi sorpresa, tanto ella, como otro residente que se consiguió recuperar, vivieron. No es la primera vez que sufro este desconcierto: das por supuesto que morirán y te equivocas de arriba abajo.
  Una vez más el prodigio ha vuelto a suceder, recuperar en un residencia tiene su mérito. No estamos tan entrenados como en los hospitales. Cierto hay ambú, oxigeno, aparato de aspiraciones, sueros... Pero se llama rápido al Servicio de Emergencias Médicas.
  Cuando la veo sonriendo pienso en mis dudas de ayer: ¿Qué calidad de vida tiene? ¿Porque es realmente vida la existencia que está teniendo estos últimos años?. Si fuera Dios, Buda o Ala, quizás lo sabría. Pero no sé nada, no sé porque está aquí aun. Solo actue como enfermera, puedo tener dudas, pero no debo dar nada por sentado, tampoco ejercer de juez  o tomar  decisiones que no son mías.
   Ella vive, sonríe, come y está en un mundo que nadie conoce, solo ella.Al mediodía volverá a su siesta, producto de la medicación, para que no se altere a media tarde, lo pasa mal y nosotros de verla.Alguna misión debe realizar aquí, la que sea, pero su existencia tiene aún sentido. Solo que lo desconozco.Me alejo de ella y sonrió para mí. Callare mis elucubraciones.

   Antes de marcharme ha venido el hijo. Está contento, yo diría que extremadamente feliz.Su madre lo mira sin tregua, sin descanso, fijos los ojos en él.Sonriendo con esa sonrisa perdida, sin alma, pero que indica una placidez interna inexplicable para los que aún tenemos una mente digamos racional.

  El hijo viene de hablar con el médico, pero aun así quiere explicarme lo agradecido que esta, me conmueve. Narra lo que siente, no quiero estropear su alegría. Estoy por él. No quiero comentarle que ha habido mucha suerte, que podemos volver a tener problemas muy pronto. Hoy no toca. Quizás mañana.

   Mi silencio es además profundo, ahora entiendo porque su madre no se ha ido: él aún la necesita. Sé que debo prepáralo, no es la primera vez que con suavidad voy acompañando a los hijos para que acepten una final probablemente próximo. La muerte geriátrica es lenta, va llegando sin dar casi señales. Los sentimientos enmascaran la realidad.
   Me da un abrazo y me vuelve a dar las gracias. Sonrió, también doy una caricia a las mejillas de la madre sonriente.
   Es curioso: 
¿Desde el paro cardiaco de ayer, sonríe más, o me lo parece a mí?

FOTO : Pixabay (Kachi)



  

   

domingo, 2 de febrero de 2020

Caricia




He entrado en la habitación con la idea de mirar la cadera del residente.En el curso clínico, comentaba mi compañera que se había observado un punto de presión. Esta acción, me ha permitido ver un breve gesto que daba mucha información del cariño y respeto entre la gerocultora y el anciano.

Está siempre muy callado y casi nunca dice nada. Dormita buena parte del día, en otros momentos, sus ojos pequeños escrutan atentamente lo que sucede a su alrededor.

Hoy estaba muy atento a mi compañera que le ponía las zapatillas para ayudarlo a levantarse de la cama, inclinada delante de él, le narraba que debía ducharse y que le preguntaba por la ropa que tenia preparada, quería saber su opinión, por si no gustaba, cambiarla.

Inesperadamente pero con mucho cariño por parte del residente, su mano ha fregado con delicadeza la mejilla de la mujer. No ha dicho nada, solo la palma ha fregado el rostro de la gerocultora.

Esta se ha dado cuenta enseguida de la caricia que estaba recibiendo, devolviéndole como recompensa, su mejor sonrisa y riendo con ganas.La alegria de ella me ha contagiado a mí y también he pedido un gesto de aprecio. Me he acercado a él y me ha dado un beso en la cara.

La habitación se ha llenado de sonrisas y complicidad.El estaba feliz, complacido camino del baño pero muy cogido a mi compañera, cada vez está más inestable y tiene miedo. Conozco bien a la gerocultora, esta contenta, el gesto del anciano, le ha llegado al corazón.

La mañana ha empezado bien.

Alexas_fotos. Pixabay


Visita al WC. ¿Porque no los llevamos?

  Dar un curso de geriatría en el Lloc de la Dona me ha recordado una cosa que siempre observaba. Sabiendo de sobras que poco podríamos ha...