He pasado por su lado sin fijarme, no estaba concentrada en nada determinado, pero si relajada. Cuando salgo al jardín, después de comer los días de trabajo, intento no pensar, cosa harto difícil en más de una ocasión, por no decir imposible.
Me parado en seco y me he girado con alegría. Allí estaba: medio escondidas unas matas de violetas. Al fijarme he visto que toda la planta estaba lleno de diminutas florecillas, los brotes tiernos ya está gritando al buen tiempo.Crean un cuadro primaveral hermoso con la mimosa de la entrada y el almendro del vecino, que también está a rebosar de flores blanquecinas, livianas por antonomasia.
El día se va alargando en relación al solsticio de invierno. Hoy hace calor, me he quitado el jersey y paseo con manga corta. Estos cambios de temperatura, hoy frio, mañana lluvia, y pasado humedad, no son buenos para las personas mayores.
Hay épocas del año complejas: verano por el calor extremo y lo poco que beben los residentes (por más que lo intentes !!!). Después vienen los primeros fríos, normalmente acostumbra a ser noviembre. Posteriormente llega un mes problematico: enero, a veces febrero. Es la época de las personas con problemas respiratorios. Fiebres, antibióticos, nebulizaciones, sueros para hidratación subcutánea… y más de uno muere. Este año la mortalidad ha sido alta.Sin querer el pensamiento inicia su ruta: rostros, familias, tareas hacer… Dejar la mente en silencio es muchas veces tarea de titanes.
Debo volver, la tarde será liviana. Estoy segura. No he olido las violetas, son solo un apunte de lo que serán, exuberante cuadro de color, lleno de vida nueva. Me imagino su hermosura. Volveré, una mata de violetas en febrero es un festival de primavera avanzada, no puedo perderme un espectáculo así.
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