martes, 18 de agosto de 2020

Son mayores, saben saborear una horchata, pero son sobretodo libres

Mi infancia fue sin aire acondicionado y sin calefacción. En verano nos asábamos y en invierno la estufa de Butano solo calentaba el comedor. Pasillo, habitaciones o el resto de la casa era un verdadero frigorífico.

Por desgracia estas carencias de confort energético persisten, ademas de un empobrecimiento creciente de muchas personas por causa de la Pandemia y las crisis económicas casi encadenadas que sufrimos. Situaciones que engrandecen las desigualdades sociales y la pobreza de muchas familias.

Quizás por todo esto y no queriendo deprimirme mas de lo que ya estoy, decidí retomar una costumbre que hacia con mi familia de pequeña : En el mes de agosto, íbamos a pasar una tarde, con la excusa de merendar, a un centro comercial de la plaza Catalunya de Barcelona. Refrigerio si, pero sobretodo aire acondicionado y no pasar calor. Este era el objetivo. Un lujo entonces y aun ahora.

El ritual familiar era muy simple: Subíamos a la terraza, tomábamos alguna cosa de merienda y se bajaba por la escalera mecánica disfrutando del aire y mirando. No se compraba nada, quizás alguna cosa si era necesaria. El plan era básicamente no pasar calor.

¿Vacaciones de pobres? Puede, pero lo recuerdo como algo divertido. No lo viví mal.

Hoy he vuelto hacer el ceremonial. La tarde era pesada y he decidido ir al centro de la ciudad. La entrada al gran almacén, el protocolo de tomar el ascensor para subir a la terraza ahora cubierta. Por lo visto era un lugar proclive a suicidios.

De repente al entrar en el bar allí estaban ellas. La imagen me ha encantado. Me he sentado en una mesa próxima.

Una mujer bastante mayor y su amiga, de la misma edad, parloteando de sus cosas muy quedamente. No podía escucharlas pero era evidente que eran felices con sus secretos.

Arregladas de postín, con collares, pulseras varias y un maquillaje discreto pero notorio en unos rostros casi octogenarios. Una de las dos iba con caminador, la otra tenía el bastón apoyado en la mesa. Al estar sentadas no se cual ayuda técnica utilizaba cada una.

Dos amigas delante de un gran vaso de horchata cada una, en un gran almacén con aire acondicionado y las mascarillas en las barbillas, por si fuera a estropearles la pintura de labios .

A buen seguro que el rito de encontrarse es para ellas una fiesta, que se inicia ya en casa al arreglarse, pintarse, ponerse la colonia de toda la vida. Cruzar el bolso de forma que nadie se lo robe, coger las llaves,cerrar bien el piso…

Decido marcharme con la satisfacción de ver dos personas manteniendo su amistad y sus secretos. Al dirigirme a la escalera de bajada, de repente recuerdo muchas caras, una buena amiga confinada en una residencia de Barcelona desde el mes de marzo, sin poder salir.

Se intenta proteger la salud de las personas mayores ingresadas en centros asistenciales geriátricos. Pero nadie se pregunta o pocas personas, el precio que estan pagando para no enfermar. Coartamos su libertad, su independencia , con la fragante contracción que se hace sin mediar estado de alarma, ni emergencia sanitaria como en la primavera.

El silencio social, por no decir político y sanitario es signo inequívoco que poco importa como estén y como vivan las personas en los geriátricos.

¿No hemos aprendido nada?. ¿Es licito este recorte fragante de derechos de las personas mayores?. ¿O es que en el mes de agosto en España nadie decide nada?.

No quiero pensar que esta reclusión sea eterna,ya que es condenar en vida a muchas personas que no tiene miedo a la muerte, pero si pavor a la soledad, y esta es la tisana que damos,y no una sola taza, sino día y noche, si posibilidad de escaparse o rechazarla.

Ellas con sus collares y sus vestidos vistosos , por edad, podrían estar en un centro geriátrico. Me siento feliz, hoy he disfrutado de mas cosas ademas del aire acondicionado: dos mujeres mayores libres de verdad, disfrutando de su amistad y de la horchata. ¿Que mas puedo pedir?

Imagen de Bruno /Germany en Pixabay (ventilador)

Imagen de Wolfgang Eckert en Pixabay (mujeres)

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