A veces un retraso de avión da para mucho. Ayer tuve que ir al aeropuerto de Barcelona, por extraño que parezca, aún pueden llegar tarde los vuelos. Es igual que la frecuencia de estos haya bajado a mínimos y muchos de los viajes se hagan con poco pasaje. Persisten los retrasos.
La espera me dio tiempo de sobra para observar y comprendí que vamos errados de verdad. Mi generación fue de las primeras que encontramos gusto a los viajes, aunque fuera con trenes por toda Europa o utilizando una furgoneta vieja que para sorpresa nuestra,llego hasta Roma sin problemas y volvió bastante entera que digamos. Las generaciones anteriores máximo sus viajes fueron de luna de miel a Mallorca y poco más, algunos ni eso.
El giro dado por las generaciones posteriores, ha sido espectacular, todos los jóvenes que conozco han estado lejos, desde los Erasmus (para estudiar en teoría) pero que también sirven para divertirse,a los fines de semana en ciudades de Europa, viajes a América y evidentemente Asia.
Ahora después de días de confinamiento total. Obligados a estar parados, inmóviles en su habitación o en el balcón de casa, si tienen esta suerte. Sin salir, estudiando unos, matando el tiempo otros como han podido. Va y les decimos que la fiesta no puede durar, que nada de salidas nocturnas, que piensen en sus abuelos, que sean solidarios y responsables....
Difícil lo veo, mucho.
Ni les hemos dado ejemplo, ni los hemos educado para estarse quietos. Tampoco nos ven nada dispuestos para resguardarnos y proteger al otro de una infección. Son valores que como Humanidad se han disuelto en una marea grandiosa que nos ha arrastrado a una normalidad enloquecida por el pavor a enfermar y con problemas económicos que persistirán durante años.
Sin viajes de low cost, sin salidas con los amigos, sin birras, con pocos recursos monetarios y unas perspectivas laborales precarias por no decir inciertas...¿Es este el mundo que vamos a dejar a las generaciones posteriores?. El gobierno habla de nueva normalidad. Eufemismo que queda muy bien pero no dice nada, ya que lo que vendrá es incierto y de normal mas bien poco.
Queda la posibilidad de confiar y esperar que alguna cosa de este drama social-sanitario-económico sea positivo para los jóvenes, para todos. Es difícil ver esperanza en todo lo que esta pasando, pero habrá que hacer un esfuerzo.
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