lunes, 13 de julio de 2020

Velar las armas

Creo que vamos a tener que prepararnos a ser nombrados caballeros de la mesa Redonda o en mi caso, damisela ingenua que espera ser salvada de las garras del malvado de turno por mi caballero andante.

Aguerrido de verdad, el día antes de ir a la batalla, pasara la noche velando las armas. Es la condición que le impone el Rey para ser nombrado mi caballero paladín. Saldrá de madrugada, raudo y veloz, con su brioso corcel blanco a la batalla que se presenta aguerrida y dura, como todas las gestas heroicas del Medioevo.
 
Solo que este velar las armas no transcurre en la Edad Media, sino ahora. No hay escudos, ni espadas, tampoco hermosos caballos con un trote elegante y majestuoso.

Es todo menos literario o una película de Hollywood fantástica. Fue un acto rutinario pero fui consciente que estaba empezando a velar las armas, nada deje al azar, queria estar segura.

Se que estamos preparados nuevamente por si hay un rebrote de  Covid-19. Hay material desde antibióticos a morficos , jeringas, mascarillas, EPIS...

Vamos pues a presentar batalla, pero esta vez lo haré con rabia, y no contra el coronavirus. El bicho hace bien su trabajo, el enfado esta contra los incivicos que han ido sin mascarillas o sin guardar distancias. Tampoco no han sido muy ágiles los políticos a tomar desiciones,  los juegos equilibristas para lograr salvar la economía se comprenden pero no ayudan a parar el brote de Llerida.

No hay otra pues. Estamos  nuevamente  peparados, hay  material ,  solo que emocionalmente no estoy aun curtida para una batalla como la vivida esta primavera.

Solo pido que los incivicos de turno, no aplaudan esta vez.

Imagen de Michał Koper en Pixabay  (primera foto)
Imagen de Henryk Niestrój en Pixabay  (segunda foto)
 

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