martes, 26 de mayo de 2020

La vida fluye como el agua



Al colgar el teléfono pensé que era la última llamada, es forzoso olvidar. Si el hijo lo está intentado, también debo hacerlo.Podrá parecer duro pero mi salud emocional lo necesita. Ha llegado el tiempo de dejar  que la vida fluya para todos, como el agua del torrente.

Ninguno de  los sanitarios que hemos vivido la situación en las residencias podremos borrar de nuestra memoria lo vivido, por una razón muy obvia: cuidamos a personas mayores, algunos estaban con nosotros desde hace muchos años. Perdernos, verlos morir con una rapidez escalofriante. No poder hacer nada o casi nada es de una impotencia profesional y humana atroz.

Si esta pandemia hubiera sucedido al inicio de mi carrera, a estas horas estaría buscando otro trabajo. No lo hubiera resistido, ahora sí. Los años te curten, aprendes, muchas veces  con lloros y tristeza infinita. Las  pérdidas queridas son las más sentidas, y sin casi darte cuenta, vas aproximándote a tu propia muerte sabiendo muy bien que no hay huida posible.

Colgué el teléfono pensando en la conversación mantenida. La línea divisoria entre la vida y la muerte es apenas un suspiro. Conozco  muy bien las fases  físicas de la agonía,  siempre llega el momento en que la persona deja de luchar para vivir y aquí radica el gran misterio de la existencia.

Al mismo tiempo que las interrogaciones fluyen a tropel en mi mente: porque no antes, porque  no aguanta, podemos hacer algún otro tratamiento, realmente tiene sentido si solo quiere marchar,  debía haberlo cuidado mejor....

La Pandemia ha sido una cura de humildad profesional extraordinaria: nada logramos o muy pocas veces lo conseguimos. Pero estuvimos con los residentes  hasta el final, a su lado. Nadie del equipo fallo en este acompañamiento a una muerte cierta.

Esta carrera la ha ganado el Covid-19, ha ido siempre por delante de nosotros. Debemos continuar viviendo, sin bajar  la guardia. Si vuelve a resurgir y se lanza al galope como un corcel salvaje, volveremos a sufrir y no podemos  repetir una  catástrofe como la vivida.

Imagen de euichul hwang en Pixabay 

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