Alguien dirá que es el destino, otros, una tontería de las mías, pero es evidente que el paseo de ayer y la compra de la bolsa de guisantes congelada ha tomado esta noche otro sentido: he hecho un brote de artrosis en la rodilla.
Los años están aquí, ya me aviso el medico después de la resonancia pertinente, pero como buena enfermera, soy mal paciente. El stress de estas últimas semanas en la residencia, estar las doce horas de guardia en tensión, cuando no andando de arriba abajo han propiciado que pasara la noche en blanco por el maldito dolor paralizante de verdad.
A pesar de todo hay otra lectura a mi patología motora: el cuerpo pide una pausa, no quiere ir a trabajar. Me pide a gritos que me quede quieta. A sí que aquí estoy, con la bolsa de guisantes en la rodilla, con pomada y pastillas antinflamatorias.
Ni por asomo le hare caso al cuerpo, hoy si, es el único margen que le doy de permiso, mañana debe estar bien. No hay descanso para los sanitarios que aun somos válidos, no podemos permitirnos desfallecer por más que todos nos gustaría estar estirados en una tumbona, en una playa desierta tomando el sol y sin ninguna noticia del maldito coronavirus.
Esto es lo ideal pero la realidad es demasiado horrorosa para huir de ella. Ahora pienso en las noticias que ayer escuche de las residencias, en otros momentos me rebelaría, protestaría o gritaría para decirles en voz bien alta que no tienen vergüenza por la gestión realizada en el sector residencial geriátrico.
No sé si se hubiera podido evitar tanta mortalidad, las características de nuestro usuario es de edad avanzada y de alta dependencia, pero cuando se podía minimizar los efectos no se actuó. Se priorizo los hospitales y las UCI. Las residencias no existíamos, y en esta línea reivindicativa también me gustaría que el Colegio de Enfermeras de Barcelona, se posicionará y defendiera a las profesionales que estamos en el sector. Su silencio también es elocuente.
Que no se nos quiera reconocer no quiere decir que no estemos trabajando hasta la extenuación para los residentes que cuidamos. El sentido de comprar la bolsa de guisantes lo he descubierto hoy, mañana la rodilla estará bien, si hay molestias me pondré la férula e iré a trabajar. Se lo debo a mis compañeros, a ellos y sus familias. No al gobierno.
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