El cuerpo inicia su declive en el mismo momento que nacemos, neurona o cédula digestiva o pituitaria, mueren sin que nada ni nadie lo note, tampoco nosotros que estamos demasiado absortos en mamar y dormir.
Mientras somos jóvenes todo va bien, no notamos nada, es igual que no durmamos, que las ingestas sean copiosas, que algún que otro exceso de alcohol u otras drogas nos hagan pasar malos momentos o nos marquen para siempre. El cuerpo puede quedar maltrecho pero seguimos adelante, con más neuronas y cédulas muertas eso sí.
Se va trampeando la vida y los apaños que vamos poniendo al cuerpo. Como un coche que debe durar mucho, vamos al mecánico-medico con la esperanza de ir tirando sin dolor, sin achaques. Pero vienen uno detrás de otro, día si, día no: que si una aspirina para las muelas, el lumbago omnipresente a cualquier esfuerzo.Tomar un gin tonic, ya empieza a ser una bomba de malestar importante al rato de beberlo. Es igual que Miguel lo tolere o Pilar los exprima con extremado placer, quedándose como una rosa el resto de la noche. Tú no, ni eso puedes, y menos cenar de forma abundante, solo ensaladas y algo ligero, pasando amablemente de los postres. Los michelines no perdonan y hacer dieta después de la menopausia es trabajo titánico de verdad.
Así casi sin darte cuenta, la vida pasa.Recuerdas bien como eras, que hacías, que aspirabas hacer o conseguir. Solo tú sabes si lo has logrado, si aún tienes esperanza, ganas de luchar, de amar y de entregarte sin esperar nada. Solo vivir.
Te miras al espejo, mañana tarde o noche.La imagen reflejada será siempre la tuya. Sin engaños, ni disfraces. Aquí estas, nadie podrá ayudarte. ¿Como sobrellevar estos momentos íntimos donde la realidad corporal se muestra sin tapujos?. Hay alternativas, algunas muy evidentes aquí están:
- Opción previsible: Entrar en picado en una depresión importante que nada ni nadie puede aliviar. No se llega de un día por otro, es insidioso el inicio y en ocasiones se solapan los síntomas de manera que discernir que demonios te está pasando cuesta. Pedir ayuda es necesario, medicinas, terapias, todo vale, pero la solución verdadera es aceptar que no puedes ser joven por más tratamientos faciales que hagas. No es fácil recomponer el equilibrio cuerpo-mente-espíritu. El primero ha cambiado, la mente aún aguanta, ( la desmemoria esta esperando su oportunidad). Nos queda el espíritu, la tabla de salvación que no todos sabemos coger.
- Opción agresiva: Romper todos los espejos de tu casa uno detrás de otro. Sin miramientos ni escrúpulos. Con rabia a martillazo limpio. Incluso si hablas con la comunidad de vecinos, puede que más personas les guste el planteamiento y entre todos hacéis una guerrilla para aporrear los de la entrada y el del ascensor. Nada te mostrará tus arrugas, tu flacidez, nada te dirá que estás envejeciendo a pasos agigantados, podrás mantener el engaño seguramente un tiempo.Al final, una noche o quizás una mañana el dolor artrósico te paralizara, no tendrás espejos para ver el edema en la rodilla, pero es igual, sabes de sobra que estará contigo para siempre.
- Opción divertida: Reír a carcajadas, un buen rato seguido. Como mínimo hasta que duelan todos los músculos de la cara, si no la terapia no es válida.Es cuestión de mofarte de ti misma, motivos no te faltarán si miras con atención un cuerpo que hace mucho ha dejado paso a una laxitud extrema, a un decaimiento total y absoluto. Sabes de sobra que estas en aquella fase que no esperas ser mirada por la calle, por tanto libertad absoluta en ropa, zapatos o complementos. Vas vestida cómoda, sin los malditos talones de antaño, la libertad está en ti. Vale la pena celebrarla.
- Opción tiempo: Cronos devoró a sus hijos para que no pudieran robarle su poder, el tiempo tiene una fuerza angustiosa y ver pasar los años, sabiendo que te espera un final, no siempre es llevadero.Cronos no lo consiguió. Nadie puede parar el tiempo, podemos esconder los relojes, no poner más pilas, pero el curso de las horas estará en la vida. Sin embargo hay otra palabra sabia de los griegos: Kairós. Vivir una nueva posibilidad, volver a respirar el presente sin miedo al futuro, dejar el tiempo enfermizo de Cronos para terminar la etapa de la vejez con alegría y plenitud. Discernir que forma de instantes, momentos, queremos tener en los últimos años de vida, es crucial.
Así que bienvenida sea esta vejez que está llamado a la puerta, con arrugas faciales, un pelo blanco que muestra con orgullo su poder de años vividos con ilusiones, amores, penas, desánimos, alegrías sin fin... Pensar que la vejez es el final es un craso error, es el momento de terminar todo lo que aún no hemos hecho, de ser realmente libres, llegara el Gran Silencio, pero la vida es nuestra y hay que vivirla. A tope.
Imagen de Gerd Altmann en Pixabay (primera foto)
Imagen de Thiago Matos (segunda foto cristales )
Imagen de Taryn Elliott en Pexels ( reloj)