miércoles, 13 de octubre de 2021

Jubilación pasota

 


De repente, de un día para otro, ya no tienes que madrugar. El timbre estridente del despertador a enmudecido de golpe.

Puedes ir con pijama todo el día. Si quiere pasear el perro sin lavarte la cara o no quieres peinarte, solo es cuestión de ponerte el chándal chulo. Encubrir los ojos con gafas de sol, las más grandes (a poder ser). Móvil en la mano con los omnipresentes auriculares, una música estridente que se oye a un metro de ti. Con esta guisa, nadie va hablarte y te convertirás en un zombi andante.

Este desbarajuste de vida que es jubilarse puede agravar aún más los michelines de la cintura, el picoteo puede ser continuo, los horarios de comidas caóticas. ¿Cómo vas a dejar de ver tu serial predilecto en la tele?

No te ayuda para nada las siestas largas que haces. Como vas con pijama y la cama no está hecha, te pones en ella para dormitar toda la tarde. El insomnio nocturno se agrava.

De repente te das cuenta que es tardísimo, que no has hecho nada útil en todo el día, aparte de bostezar, comer, mirar en las redes sociales los cotilleos del día, ver tele y dormir.

Ni el mocho has pasado por la cocina, ni has puesto la lavadora en los horarios económicos. Cosa imposible ya que no estabas atenta al reloj.

!!!No tienes más pijamas limpios !!!.

El drama de repente te nubla la mente, casi te pones a llorar.

Tocara vestirse pues, aunque sea con el chandal o aquellas mallas que tienes medio rotas.Con ellas y una camiseta ya tienes pijama.

La otra opción es acicalarse, salir a la calle y saludar a los conocidos que encuentres, porque desde que estas jubilada, no has hablado con nadie. 

Solo mensajes en Facebook, Twitter.... no estoy segura que esto sea propiamente hablar.

¿Verdad que no? 

Imagen de tookapic en Pixabay 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Visita al WC. ¿Porque no los llevamos?

  Dar un curso de geriatría en el Lloc de la Dona me ha recordado una cosa que siempre observaba. Sabiendo de sobras que poco podríamos ha...